La escultura en el S.XX

La escultura del S. XX




En el siglo XX, se da el hecho de coexistir una corriente conservadora y una tendencia innovadora. Dentro de esta última se pueden reconocer varias vanguardias históricas, que revolucionaron el mundo del arte durante las primeras décadas del siglo XX.
Estas vanguardias son el cubismo, el futurismo y el constructivismo.

El cubismo rompe con la escultura tradicional. Esta tendencia estuvo encabezada por Pablo Picasso y Georges Braque. Este movimiento no solo repercutió en la escultura, sino también en la pintura, arquitectura, e incluso en la literatura. El cubismo repercutió en la escultura, a través de técnicas similares al collage del cubismo sintético. La escultura empezó a construirse con materiales de desecho, elaborándose con piezas diversas y no procedentes de un solo bloque de piedra o mármol. Con ello se crea la llamada estética de "ausencia de masa", al surgir huecos y vacíos entre las superficies.

El futurismo intenta representar el movimiento, para ello los planos se desarrollan en el espacio. En el futurismo destaca Umberto Boccioni. El futurismo se caracterizó por el intento de captar la sensación de movimiento. Para ello superpuso acciones consecutivas, como una serie de fotografías tomadas a gran velocidad e impresas en un solo plano.

El constructivismo, surgió en Rusia como nueva forma de expresión orientados hacia el maquinismo y el uso de materiales industriales. En esta corriente sobresalieron Anton Pevsner y Naum Gabo.

En esta época también surge el  dadaísmo o movimiento dada con la intención de destruir todos los códigos y sistemas establecidos en el mundo del arte. Es un movimiento antiartístico que cuestiona la existencia del arte. Se presenta como una ideología total, como una forma de vivir y como un rechazo absoluto de toda tradición o esquema anterior. Aquí destaca Marcel Duchamp, Kurt Schwitters, Alberto Giacometti, Jean Arp y Joan Miró.

Tras el dadaísmo le seguirá el surrealismo, una vanguardia heredera del dadaísmo, este empezó siendo un movimiento literario aunque posteriormente se extendería a las demás artes. Se inspira en las teorías psicoanalíticas para intentar reflejar el funcionamiento del subconsciente, dejando de lado cualquier tipo de control racional.

La década de los sesenta fue un periodo de renovación de los planteamientos estéticos de la escultura. La era del pop art abrió paso a la exaltación visual de lo doméstico.



Sobre la premisa de prescindir del elemento humano como medio de expresión, la escultura de las últimas décadas del siglo XX experimentó una serie de transformaciones que dieron lugar a escuelas específicas como las que se enumeran a continuación:

La corriente arte povera italiana o arte pobre utilizó materiales de desecho sin ninguna tradición escultórica, como trapos, muebles viejos o residuos de todo tipo.
El minimal art redujo a su expresión más insignificante la expresividad de los objetos, con recurso frecuente a juegos de iluminación e instalaciones provisionales.
El land art propuso la intervención del escultor en la naturaleza para emplearla como medio de expresión, utilizando recursos naturales entre otros.

 La tendencia a prescindir de la perspectiva humana se rompería con el llamado body art, en el que el propio cuerpo humano hace las veces de soporte de la obra escultórica.






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