Alexander Archipenko
Alexander
Archipenko
Alexander
Archipenko se trata de un escultor ruso, pionero de la escultura cubista.
Archipenko nació en Kiev, ciudad ucraniana entonces
perteneciente al Imperio Ruso, y allí realizó sus primeros estudios artísticos,
completados a continuación en Moscú. Pero al igual que otros artistas rusos de
su generación, nuestro escultor decidió dar un salto definitivo en su
trayectoria y acabó por instalarse en 1909 en París, donde en breve plazo
estableció un pequeño taller en Montparnasse y tomó contacto con algunos de los
más destacados representantes de las vanguardias artísticas, hasta el punto de
que un año después participaba ya en el XXVI Salón de los independientes, junto
con cubistas destacados como Leger o Delaunay.
El cubismo es,
por tanto, la orientación de sus esculturas de este primer periodo, con figuras
reducidas a sus volúmenes más simples y con una evidente tendencia a la
geometrización.
Pero Archipenko, que también practicó la pintura, estaba
interesado en explorar nuevos caminos en la plástica tridimensional, y acabó
por introducir en el cubismo escultórico una serie de novedades que pueden
considerarse pioneras.
No se trata ya de
que descomponga los planos y formas, como hacían los pintores cubistas, sino de
aprovechar otras posibilidades. Entre ellas, aunque pueda parecer paradójico,
el artista ucraniano localiza un tema que va a resultar fundamental en todo el desarrollo
posterior de la escultura del siglo XX. Hasta entonces la preocupación básica
de un escultor ha sido dar forma a una masa determinada. Ahora el hueco, lo
puramente antimateria, será un elemento determinante de la propia escultura,
proporcionando nuevas formas vacías y sugiriendo ritmos. Sin mucho temor a
equivocarnos, puede afirmarse que la obra en la que refleja a una mujer que
camina, con un torso casi inexistente y con el juego de volúmenes cóncavos y
convexos, marca un verdadero antes y después en la escultura del siglo XX.
El artista ensaya con la estilización de los volúmenes,
investiga las posibilidades del movimiento en la escultura, les aplica color,
emplea materiales hasta entonces poco convencionales o inventa los que él mismo
denominó como "esculto-pinturas", tratando de combinar las dos artes
que siempre le atrajeron.
En 1923 Archipenko trasladó su residencia de forma definitiva
a los Estados Unidos. Allí siguió experimentando nuevas posibilidades
escultóricas: trabajó con terracotas, empleó materiales plásticos a los que
insertó luz interior e incluso realizó algunas incursiones en la escultura
abstracta.
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