Alexander Calder y la escultura cinética
Alexander
Calder y la escultura cinética
Alexander
Calder fue un ingeniero y escultor estadounidense que se trasladó
al efervescente París de los años 20 y comenzó a crear figuras de animales en
madera y alambre. Poco a poco las fue simplificando hasta llegar a la
abstracción y descubrió que ganaban en dinamismo si se movían en realidad.
Nacieron así sus innovadores móviles o chupin (juguetes móviles colgantes), que
acabarían por ser el germen de la escultura cinética.
Calder empezó con esculturas
relativamente pequeñas, pero con el paso de los años estas fueron creciendo
hasta llegar a esculturas monumentales, que acabaron el calles y plazas de las
principales ciudades del mundo. Sus móviles (bautizados así por Marcel Duchamp)
eran complejas estructuras de formas orgánicas abstractas, por lo general
suspendidas en el aire, que se balancean de forma suave y armónica. El
movimiento rotatorio, casi imperceptible, consigue que las piezas de esas
esculturas van cambiando de forma, haciendo infinitas esculturas de una sola.
También se interesó por las
sombras que proyectaban sus móviles, tan cambiantes como la pieza en sí, por lo
que empezó a cuidar la iluminación de los espacios expositivos. Además, otro
factor interesante y novedoso fue el sonido, y lo tuvo en cuenta en sus obras,
ya que estas estructuras chocaban unas con otras.
Una influencia básica en su
obra, además de Arp, fue la de Mondrian, artista que le causó un gran impacto
por su serena sencillez y sus colores puros. A modo casi de homenaje, Calder
apenas se sirvió de colores en su obra. Negros y blancos fueron sus favoritos,
con el añadido ocasional de los tres primarios y un par de secundarios.
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