Retrospectiva de Juan Muñoz
Juan Muñoz y su obra en la exposición: retrospectiva.
La obra de Juan Muñoz es un
punto de referencia de la renovación de la escultura contemporánea
internacional. Su estrategia estética desdibuja la demarcación estricta entre
espectador y creador, y entre la escultura y otras manifestaciones próximas
como la instalación, enriqueciendo el sentido narrativo de sus propuestas.
Esta exposición es la
retrospectiva más importante dedicada a este autor a nivel internacional. Desde
sus primeras obras, en las que la ausencia de personajes no omite la presencia
humana, hasta sus Piezas de conversación, en las que la soledad se hace
evidente, todas invitan al espectador a relacionarse con ellas aun creando un
sentimiento de aislamiento y de introspección individual.
En 1984, una pequeña
escalera de caracol con un balcón en la parte superior y apoyada en una pared
se presentó en una de las primeras exposiciones individuales de Juan Muñoz
(Madrid, 1953–Ibiza, 2001) en Madrid. Refiriéndose a ella, el artista dijo:
"es la primera pieza de la que recuerdo tener una cierta sensación de
identidad". A lo largo de su carrera este motivo arquitectónico se
repetiría y, más de dos décadas después, una pequeña escalera de caracol
invertida abre esta exposición integrada por más de 80 creaciones: esculturas,
instalaciones, dibujos, obras radiofónicas y escritos, algunas nunca antes
mostradas.
Durante casi veinte años
Juan Muñoz creó, a través de su personal lenguaje, un corpus de una excepcional
narratividad con referencias múltiples a la historia de la cultura occidental.
Todas sus obras invitan al espectador a relacionarse con ellas, creando una
fuerte sensación de aislamiento e introspección individual. Lo que se ve no es
lo que parece: desde sus balcones deshabitados se observa lo que pasa en los
espacios de la mirada; sus pasamanos sin destino llegan, incluso, a causar
dolor al introducir elementos relacionados con la violencia como los cuchillos;
la reminiscencia del Barroco se evidencia en los suelos ópticos que juegan con
la arquitectura de Borromini en edificios tan significativos como el Palazzo
Spada de Roma, enmarcando y escenificando al personaje que los transita para
hacerlo actuar; y las figuras suspendidas en el aire nos remiten a la
trapecista representada por Edgar Degas, mientras que los grupos de numerosos
personajes se contemplan como en el teatro Máscaras desnudas de Luigi
Pirandello.
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Escena de conversación |
Todas estas voces mudas, que
intentan articular sonidos, crean un murmullo sordo que recorre toda la
muestra. En su presentación en Bilbao, la exposición, organizada por la Tate
Modern en colaboración con el Museo Guggenheim Bilbao, incorpora importantes
obras de gran escala, como la Escena de conversación , de 1994, Trece riéndose
los unos de los otros, de 2001, o Descarrilamiento, de 2000–01.
Descarrilamiento |
El diseño de la instalación,
expresamente pensado en diálogo con los singulares espacios arquitectónicos de
Gehry, le confiere un carácter único y especial, convirtiendo cada sala en capítulo de una historia
continua en la que reconocemos, nuestras personales perturbaciones frente a
figuras que miran a su propio interior.
A mediados de los años
ochenta y principios de los noventa, y tras importantes muestras que exhibe por
todo el mundo, Muñoz se consolida internacionalmente como uno de los escultores
más relevantes de las últimas décadas. En España, sin embargo, el verdadero reconocimiento
le llegaría en el año 2000, cuando recibió el Premio Nacional de Artes
Plásticas.
Desde sus primeras obras
arquitectónicas como escaleras, balcones y pasamanos, situadas en ubicaciones
imposibles, pasando por sus suelos ópticos en los que se desdibujan los límites
del espacio y el tiempo, hasta sus instalaciones, dramáticas y teatrales,
formadas por grupos de figuras humanas que evocan la soledad del individuo ante
la sociedad, las obras de Muñoz juegan con el espectador, invitándole a
relacionarse con ellas, aun creándole sentimientos de desasosiego y
aislamiento. Muñoz se definía a sí mismo como “un narrador”, y su capacidad
para proponer nuevas formas de contemplación y reflexión, para crear tensión
entre lo ilusorio y lo real, le ha convertido en uno de los renovadores de la
escultura contemporánea.
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Conversación |
En el siguiente vídeo se puede obtener más información acerca de la exposición:
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