Giacomo Balla

Flores futuristas (1918-1925)

Giacomo Balla

Giacomo Balla, fue un pintor y escultor nacido en Turín (Italia) en 1871, fue uno de los más destacados representantes del futurismo italiano.

Estimulado por los radicales postulados de Marinetti, firmó el Manifiesto de 1910 para cambiar drásticamente el arte en un mundo que estaba siendo devorado por la modernidad.

De formación artística autodidacta, Giacomo estudió en la escuela nocturna de dibujo de Turín. Poco después se traslada a Roma y consigue cierto renombre como retratista. Al principio trabajó con una pintura impresionista, pero poco a poco fue entrando en contacto con las nuevas ideas artísticas y acabó metido de lleno en el vórtice futurista.

El futurismo era extremo. Copió bastante del cubismo, como es mostrar un objeto desde varios puntos de vista distintos, pero para nada adoptaron la sobriedad de Picasso o Braque.

Una de las obsesiones de Balla (y de los futuristas en general) fue plasmar en sus lienzos el movimiento. Lógicamente esto acabó derivando en el abandono progresivo de la figuración, convirtiéndose en uno de los precursores de la abstracción y sus experimentos pictóricos ejercerían una gran influencia en las vanguardias de principios del siglo XX.

Fue también un excelente escultor que quiso llevar el movimiento también a una escultura en principio estática.

En 1914, comenzó a esculpir y en 1915, creando la que será posiblemente su mejor escultura: “Puño de Boccioni”.

En 1915 firmó junto a Fortunato Depero el manifiesto “Reconstrucción futurista del universo”, en el que se extendían los principios futuristas a todos los aspectos de la vida diaria. Para ello tomaban como modelo las máquinas y sus principales atributos: la fuerza, la rapidez, la velocidad, la energía, el movimiento y la deshumanización. La estética futurista difundió así mismo una ética de origen machista y provocador, amante del deporte y de la guerra, de la violencia y del peligro.

Al igual que sus compañeros de grupo, Balla fue un activo nacionalista. En 1915 fue detenido junto a Filippo Tommaso Marinetti por participar en una manifestación a favor de la participación de Italia en la Guerra; durante esta época su estudio fue lugar de encuentro de artistas.

Desde entonces, comenzó a interesarse por la construcción de objetos móviles de papel, cartón, tela y alambre que denominó “Complejos plásticos”, y a partir de 1917 trabajó también como escenógrafo para “Feu d’artifice de Stravinsky”, de los ballets rusos de Serguéi Diághilev, que en esa época vivía refugiado en Roma huyendo de la guerra.


Desencantado con la violencia política con la que se estaba hermanando el nuevo arte, decidió volver en sus últimos años a la figuración.



Puño de Boccioni






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